Noticia publicada por Ecodiario
El presidente del CRDO Vinos de Madrid, Antonio Reguilón, ha destacado que la actividad vitivinícola «es un negocio que funciona y, si se hace bien, se puede ganar dinero», al tiempo que valora la proyección que el enoturismo representa para el futuro de los municipios rurales de la Comunidad.
En una entrevista con Efeagro, Reguilón repasa el crecimiento de este sector en los mercados y la firme apuesta de agentes económicos y sociales para fomentar el turismo en estos territorios del vino.
La Denominación de Origen Vinos de Madrid cuenta con 50 bodegas asociadas, dos más que en 2016, aunque esta cifra se ampliará a 51 con la incorporación de una nueva de Aldea del Fresno.
El vino supone un claro apoyo para los 3.100 agricultores que se dedican a la viticultura en la Comunidad, que fijan población en el rural y fomentan el relevo generacional, ha subrayado.
Se han detenido los arranques del pasado -ha apuntado Reguilón- y la superficie se estabiliza ahora en casi 9.000 hectáreas; en muchos casos son viñedos viejos, de 70 a 80 años que, aunque no dejan mucha producción, permiten obtener uvas y vinos «extraordinarios».
Sobre el mercado, el presidente ha valorado que las bodegas mejoraron en medio millón de botellas las ventas en España durante el último año, un crecimiento que «nunca había ocurrido antes».
Así, las salidas nacionales alcanzaron las 4.041.023 botellas a cierre de 2017, lo que supone un aumento de 445.827 unidades, un 12,4 % más frente a 2016, en el que se vendieron 3.595.196 unidades.
Estos productos se han consolidado, asimismo, en la exportación, gracias a que los consumidores internacionales saben de la calidad y precios competitivos de los vinos españoles y conocen «la Marca Madrid», que relacionan con buenas elaboraciones de este país.
A su juicio, los consumidores están descubriendo «vinos de Madrid diferentes, muy especiales», gracias en buena parte a los nuevos enólogos y a gente joven que «está tratando el producto con muchísimo cariño y respeto» y que apuestan por la innovación.
Algunos vinos amparados por esta DO reciben menciones en revistas especializadas -ha referido-, que los sitúan incluso entre los mejores puntuados del mundo gracias a su alta calidad.
Recuerda que, hace pocos años, «cuando pedías un vino de Madrid en un restaurante, te miraban con cara rara», pero hoy han logrado hacerse con un hueco en estos locales, en tiendas y supermercados.
A su juicio, las bodegas madrileñas tienen que diferenciarse por la elaboración de productos «especiales», poniendo en valor los vinos «de parcela» o «de paraje», aunque necesitan más divulgación.
En este punto, ha valorado que las acciones promocionales de los alimentos de la Comunidad impulsados por la Comunidad de Madrid (marca M Producto Certificado) están ayudando a potenciarlos.
Asimismo, la DO organiza acciones para promocionar, en restaurantes y mercados, el vino junto al cocido madrileño elaborado con un garbanzo autóctono de alta calidad, en colaboración con «La Garbancera madrileña», que reúne a los municipios productores.
La Denominación de Origen quiere fomentar las acciones en restaurantes aún más y también entre las empresas de distribución, para convencer a éstas de que «apostar por estos vinos, en primera opción, les viene bien económica y comercialmente».
Este año, la DO Vinos de Madrid asistirá a la feria Prowein de Düsseldorf, con la presencia de seis bodegas; a Alimentaria de Barcelona y, además, realizarán «acciones de calado» en Washington o Nueva York para reforzar el mercado norteamericano.
El enoturismo es otra de las bazas del territorio y, según ha remarcado el presidente, «gracias a esta actividad vamos a conseguir que muchísimos madrileños conozcan nuestros municipios», las bodegas y el patrimonio cultural, turístico, natural y gastronómico que tienen muy cerca, a apenas 20 minutos de distancia de la capital.
Ha valorado el trabajo que realiza la asociación Madrid Enoturismo para potenciar la marca enoturística, para la que augura un futuro prometedor, más aún teniendo en cuenta el potencial que ofrece «una metrópolis que mueve cerca de 6 millones de personas».
La DO se estructura en tres grandes zonas; Arganda del Rey, Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias, aunque el sector ha solicitado la incorporación de una cuarta zona situada en El Molar, en el norte de la región, en trámite aún ante la Unión Europea.