La vendimia en la Comunidad de Madrid ha comenzado con la expectativa de un aumento en la producción de uva entre un 10% y un 15% en comparación con 2023, lo que podría traducirse en una cosecha total de entre 11 y 12 toneladas.
A pesar de que hace unos meses las previsiones eran aún más optimistas, las condiciones climáticas de la primavera, con lluvias que inicialmente presagiaban una cosecha excepcional, se vieron afectadas por las bajas temperaturas de mayo, lo que redujo la cantidad de vides que lograron cuajar.
En cuanto a la calidad, las uvas presentan este año una excelente sanidad y maduración, lo que augura vinos tintos y blancos de gran calidad.
El calor extremo registrado en los últimos años ha adelantado nuevamente la vendimia. Desde la semana pasada, se ha iniciado la recolección en zonas como San Martín de Valdeiglesias, Cadalso de los Vidrios, Cenicientos y Navalcarnero, con la Albillo Real, una uva autóctona madrileña que alcanza su punto óptimo de maduración antes que otras variedades.
En estos últimos días de agosto, se continúa la cosecha de variedades como Moscatel de Grano Menudo, Sauvignon Blanc, Syrah y Merlot. Para principios de septiembre, se espera el inicio de la vendimia de la variedad Tempranillo, seguida de cerca por Garnacha Tinta.
Las variedades blancas más extendidas, como Malvar y Airén, se cosecharán a finales de septiembre, concluyendo la temporada en la tercera semana de octubre con la recolección de la Garnacha Tinta en las comarcas de El Molar y Arganda del Rey, donde las uvas tienen una maduración más tardía.
La vendimia en la región se realiza mayoritariamente de forma artesanal, recolectando las uvas en cajas que se transportan en grandes remolques. Las jornadas de trabajo comienzan al amanecer y se extienden hasta el atardecer, garantizando el cuidado del racimo y la calidad de la uva.